MAX ERNST, ARTISTA POLIÉDRICO

MAX ERNST, ARTISTA POLIÉDRICO

Scritto da Myriam Lafuente Soler on . Postato in Appuntamenti, Cultura

TODAS LAS BUENAS IDEAS LLEGAN POR CASUALIDAD. (MAX ERNST)

Padre con sus hijos disfrutando de la muestra de Max Ernst. Al fondo la obra de 1927 que procede de la Tate Gallery que lleva por título Selva y paloma. Un cuadro inquietante con una combinación de colores espectacular.

EN EL PALAZZO REALE DE MILANO, EXPOSICIÓN RICA A NIVEL ICONOGRÁFICO: PINTURAS, COLLAGES LIBROS, ESCULTURAS, JOYAS Y DISEÑOS PROVENIENTES DE DIVERSAS FUNDACIONES, COLECCIONES PRIVADAS Y MUSEOS COMO EL GAM DE TORINO, EL CA´ PESARO DE VENECIA, EL TATE GALLERY DE LONDRES, EL POMPIDOU DE PARIS, EL THYSSEN-BORNEMISZA DE MADRID O EL BEYLER DE BASILEA.

Myriam Lafuente Soler, giornalista spagnola (di Alicante), collabora per Agenda Viaggi scrivendo in spagnolo e inglese. Ci racconterà con i suoi articoli, le sue emozioni e i suoi punti vista. Una scelta inedita, che aggiunge un tocco internazionale al nostro magazine online.

Los cuadros de Ernst recrean unas atmósferas oníricas logrando que el ojo no pueda apartarse del cuadro para entenderlo, siendo a su vez la emoción la que queda atrapada. “Puedes beber las imagenes con tus ojos”, decía Ernst. En la foto la visitante observa detenidamente la obra Monumento a los pájaros de 1927.

Milan, Italy.
Max Ernst (Brühl, Alemania 1891-París 1976). Fue un pintor autodidacta que estudió filosofía, psiquiatría y arte en la Universidad de Bonn. Artista que perteneció al dadaísmo de Colonia, movimiento efímero que proponía la irracionalidad de las acciones como oposición a la sociedad burguesa. Posteriormente, adhirió el movimiento surrealista que surgió en 1924 y se expandió en la década posterior hasta el comienzo de la II Guerra Mundial. Movimiento artistico, poético, cinematográfico y literario anticonformista y de vanguardia donde la actividad inconsciente tenía tanta impotancia como la consciente; lo que ocurría en el sueño era tan concreto como lo que acontecía durante la vigilia, y, por ello, los surrealistas pretendían plasmar las fuerzas inconscientes. Inspirados por Freud, para quien la memoria del pasado y las emociones reprimidas emergen durante el sueño, el subconsciente se hacía consciente en el sueño. Una realidad más allá de la realidad es una de las ideas madres de este movimiento. Los integrantes de este movimiento quería cambiar la sociedad. Primero había que conquistar la libertad individual y después la social, muchos de sus componentes acabaron abrazando el partido comunista. Ernst abandonaría el movimiento cuando su amigo poeta Paul Éluar fue obligado a ser trotskista por parte del fundador del movimiento André Breton.

La muestra de Palazzo Reale es impresionante, una cita obligada para los apasionados del arte. Personalmente en este museo he realizado un viaje a través de la Historia del siglo XX. “Figura cristalina y luminosa junto a un enigma”, es la definición de la comisaria de la exposición Martina Mazzotta. Una frase reveladora, concreta y maravillosa para definir a este artista que vivió en una época convulsa: dos guerras mundiales y el auge de los totalitarismos. El pintor alemán vivió en Francia y los Estados Unidos (Arizona) debido a las vicisitudes del momento histórico que le tocaron vivir. Recorriendo las salas de la exposición en el Palazzo Reale, se conoce la peripecia vital del artista alemán siguiendo las huellas de sus obras más representativas de cada etapa (en cada etapa tuvo una esposa distinta Luise Straus de 1918 a 1927, Marie-Berthe Aureche de 1927 a 1942, Peggy Guggenheim de 1942 a 1946 y, por útimo Dorothea Tanning de 1946 a 1972).

De todos los aspectos de este poliédrico artista me centraré principalmente en dos. El primero, que el artista alemán amaba experimentar, tenía en su ser impregnada una profunda búsqueda de nuevos procedimientos a a la hora de trabajar. Pintar, para él, no era una diversión decorativa o una invención plástica de una realidad sentida, sino que era más bien una invención, un descubrimiento o revelación. Dió una sacudida al cansino arte de principios del siglo pasado y provocó un terremoto en las certezas estéticas existentes revisando la poética. Pensaba que un pintor se perdía cuando se encontraba a sí mismo, la experimentación era vital en su procedimiento, como una necesidad que alimentaba su creativo mundo interior. Ernst inventó nuevas maneras de pintar, amaba experimentar con los materiales y practicó originales técnicas como la del grattage (técnica que cnsiste en rascar con varios instrumentos la pintura todavía fresca sobre la tela ou otro material), el frotagge (reproducción de texturas al pintar sobre un papel superpuesto a una superficie con relieves) y la decalcomanía (duplicaba manchas de forma simétrica) o el dripping (dejar chorrear la pintura a partir de un orificio practicado en la lata que lo contiene, no en vano creía que las buenas ideas llegaban por casualidad), antecedente del que realizaría posteriormente Jackson Pollock.

El otro aspecto que destaco es su vertiente humanística que le llevaba a ser un visionario de su tiempo. Un pictor doctus, profundo conocedor y visionario interprete de la historia del arte, de la ciencia, la filosofía. Dos hechos bien distintos en una misma vida: estar en la lista de arte degenerado en los años treinta y ganar el premio de la Biennalle di Venezia veinte años depués (1954). Y es precisamente este aspecto visionario el que queda muy bien reflejado en el cuadro que más me ha impactado de toda la exposición: El ángel del hogar. Es una obra con un título sarcástico pues si bien un ángel nos transmite la idea de un ser protector, de una salvaguardia o custodia, monstruo es todo lo contrario a ello se adueña del lienzo y se manifiesta como una amenaza para los habitantes de la nación o el hogar donde se respetan derechos y libertades. En dicho cuadro, un monstruo apocalíptico desbordante de energía terrorífica presagia guerras y dictaduras que causarían estragos. La obra se realiza en el año en que el nazismo estaba en pleno auge en Alemania y después de la caída de los republicanos en España. Se trata de un cuadro que representa una alegoría del fascismo (terror violencia y muerte) y del desencadenamiento de la II Guerra Muncial (representados por los nuvarrones negros que presagian la tormenta) dejando ruinas donde antes había paz.

Un ángel representado como un monstruo que todo lo devora y arrasa con todo. Un ave carroñera, con cuerpo y extremidades deformes que se adueña para ser la solucion a los problemas de los ciudadanos. Esta figura malvada con apariencia humana indica que la monstruosidad no es ajena a la naturaleza humana. Este animal parece dar patadas en el suelo en una especie de baile siniestro que representa el mundo material en el que vivimos. El monstruo tiene el pico abierto con dientes puntiagudos insinuando el terror que provoca a su paso. Hay en su figura una especie de gozo y de satisfacción en desparramar su ferocidad. Una violencia que no deja nada a su paso y se opone a cualquier resistencia. Por donde pasa ese mosntruo deforme encontramos un vacío, una tierra yerma e inerte. La absoluta desolación que provoca el mal.

Maz Ernst ilustró libros de Paul Éluar, el mayor expomente del movimiento surrealista. El poema del poeta francés más conocido es Libertad: “(…) Y por el poder de una palabra vuelvo a vivir nací para conocerte para cantarte Libertad” (Paul Éluar).

Un paisaje desértico solamente animado por un monstruo horrendo que preanuncia un mundo que nada tiene que ver el hombre y la cultura. Es una alegoría a los dos caras de la moneda del los totalitarismos: fascismo y comunismo. Unas ideas que existen y se han propagado en diversos países, es por ello por lo que el monstruo es colorido (representando las banderas de distintas nacionalidades). “Se trata naturalmente de un título irónico por una especie de ave zancuda que destruye y aniquila todo aquello que encuentra. Esta era mi impresión de todo lo que en el mundo estaba sucediendo y tenía razón” afirmó Max Ernst para una retransmisión televisiva dando una explicación de esta obra.

El ángel del hogar es una obra que retrata muy bien a su autor: un profundo humanista al estilo del renacimiento así como sus excelentes dotes visionarias (fruto de una profunda preparación académica). Max Ernst pensaba que la libertad no podía ser concedida sino conquistada. Un artista que se ganó su espacio en la Historia del Arte del siglo XX, precisamente porque fue libre al crear y experimentar, todo ello sostenido por una fuerte preparación.

Fue pintado en 1937, el mismo año en que se había celebrado una exposición en Munich, Arte degenerado (Entartete Kunst) que englobaba todo el arte moderno para prohibirlo a favor de un arte heroico. Esta exposición no tenía otra mision que la de ridiculizar a estos artistas. A esta finalidad se colgaron los cuadros torcidos, se pintaban las paredes con insultos para que todo pareciera extraño y vulgar. Las obras serían vendidas además a precios ridículos sin otro fin que el de quitarles todo valor. Los artistas que eran clasificados como “degenerados” eran sujetos a sanciones y se asociaban a lo bolchevique y judío. Para Hitler, la degeneración implicaba debilidad y desorden, por su ansia de mentir y perbertir a la nación eran considerados impuros políticamente (Hitler que sería rechazado dos veces por la Academa de Bellas Artes de Viena, gran amante del arte, vinculaba el discurso estético y el político). Max Ernst estaba en la lista negra creada por el estado nazista, no era considerado un artista puro (lo curioso es que en esa lista negra figurarán los máximos exponentes de la pintura del siglo XX como Emil Nolde, Paul Klee, Kandinsky, Kokoschka, Wassily).

El monstruo del cuadro El ángel del hogar no está dormido, sigue vivo, pues actualmente existe una guerra, la de Ucrania, que bien se podría interpretar como un vestigio del totalitarismo comunista que todavía sigue vivo. El monstruo no había muerto, estaba dormido y se despertó cuando lo daban por derrotado. Nadie lo estaba ya esperando.
Photo Myriam Lafuente Soler

INFO

MAX ERNST. Palazzo Reale hasta el 23 de febrero de 2023.

Myriam Lafuente Soler

Myriam nace en Alicante, España en 1973. Desde pequeña siente una fuerte inclinación por la escritura. Se hace periodista y cumple su sueño junto con el de ser mamá de 3 hijos estupendos. Ha vivido en Singapur, experencia que la marca profundamente a la hora de ver el mundo. Vive en Italia desde hace 10 años. Le encanta la naturaleza y contemplar las nubes.