GABRIELLE "COCO" CHANEL

COCO CHANEL

Scritto da Myriam Lafuente Soler on . Postato in Agenda Moda

“La belleza comienza en el momento en que decides ser tú misma” (Coco Chanel).

“LA MODA NO SÓLO EXISTE EN LOS VESTIDOS. LA MODA ESTÁ EN EL CIELO, EN LA CALLE; TIENE QUE VER CON LAS IDEAS, CON LA FORMA EN QUE VESTÍMOS, CON LO QUE ESTÁ SUCEDIENDO” (COCO CHANEL).

CINCUENTA AÑOS DESPUÉS DE SU MUERTE, EN UNA HABITACIÓN DEL HOTEL RITZ DE PARÍS, AGENDA VIAGGI CELEBRA SU GRANDEZA.

Myriam Lafuente Soler, giornalista spagnola (di Alicante), collabora per Agenda Viaggi scrivendo in spagnolo e inglese. Ci racconterà con i suoi articoli, le sue emozioni e i suoi punti vista. Una scelta inedita, che aggiunge un tocco internazionale al nostro magazine online.

Leticia Varó, posando como modelo.

Milan, Italy.

ENTREVISTA A LETICIA VARÓ (Licenciada en Publicidad y Periodismo. Experta en Comunicación y revistas de moda).

Las camelias eran sus flores preferidas, especialmente las blancas que, con su delicadeza aparente, daban luminosidad y elegancia a la mujer. Flores duraderas, que en invierno no se cierran, tardan en perder los pétalos y no emiten perfume. Mademoiselle Chanel veía así a la mujer: fuerte y sofisticada. Con sus innovaciones creativas la mujer pudo ser más libre de movimiento y por extensión, de mente.

Efectivamente, en los primeros años del siglo XX, la tónica habitual en el vestuario de la mujer giraba en torno a los corsés, las fajas, las cinturas ceñidas y los incómodos largos. Chanel supuso un punto de inflexión en la Historia de la Moda, puesto que transformó radicalmente estas piezas en otras más cómodas, simplificando los tejidos, los patrones y hasta la forma de ver la vida a través de la costura. En una época en la que la mujer estaba encorsetada entre telas a la par que socialmente, Coco tradujo a la vestimenta lo que muchas mujeres pensaban y nadie escuchaba. Además, hay que tener en cuenta que hasta ese momento, curiosamente, el tejido industrial dedicado a la moda estaba liderado exclusivamente por hombres. Por lo tanto, la necesaria comodidad que la silueta y la mente femenina necesitaban debía llegar de la mano de un talento como Chanel. La comodidad supuso un soplo necesario de aire fresco en forma de pantalones, jerséis de punto, tacón bajo, vestidos más cortos, tejidos suaves… y todo ello, sin perder (e incluso, ganando) un ápice de elegancia. Una elegancia sin precedentes vinculada a lo confortable, a lo atemporal y, en definitiva, a un nuevo prototipo de mujer. 

“No es la apariencia, es la esencia. No es el dinero, es la educación. No es la ropa es la clase”, decía Coco. Ella iba en contra de las convenciones sociales y pensaba que el acto más valiente seguía siendo pensar por una misma… en voz alta. Cambió la forma de ver el color negro.

Decía Coco Chanel que ” Las mujeres piensan en todos los colores menos en la ausencia del mismo”, ella creía que el negro es la ausencia de todos y el blanco también. Según la diseñadora, “Su belleza es absoluta, es la perfecta armonía”. De este modo, la creativa francesa convirtió ambos antagónicos colores en el súmmum de la elegancia y el buen gusto. Un ejemplo más de su apuesta por lo sencillo, lo simple, de su célebre y casi refrán “menos es más”. La idea de esta elección cromática viene de su infancia, pues la pequeña Gabrielle quedó huérfana de madre con doce años y su padre la llevó a una abadía inmediatamente. Precisamente, esta triste etapa quedó en ella para siempre y le inspiraron, entre otros, el negro de su ropa de infancia o el blanco de las cofias que portaban las monjas. El negro se convertirá así en un emblema de la casa Chanel y en un símbolo histórico de sencillez y de distinción. Todo un hito, pues este color siempre se había asociado al luto o a la servidumbre  y nunca a la sofisticación. 

Las joyas, según Coco, tenían que servir para adornar y animar. Había pues que mirar las joyas con inocencia, con sencillez, como se disfruta de un manzano en flor al borde de una carretera al pasar en coche a toda velocidad… Mademoiselle no prescindía de las perlas, y se ponía hasta seis tiras.

La relación entre Chanel y las perlas es apasionantemente casual. Coco Chanel bailaba Charlestón (década en que se popularizó esta joya) cuando por accidente se le rompió el collar de perlas que portaba enroscado al cuello. De repente, todos los hombres que había en la sala se lanzaron a recoger las minúsculas piezas que quedaron desperdigadas por el suelo. Aquella anécdota sorprendió y divirtió tanto a la francesa, que no se quitó jamás ya las perlas de sus outfits. Chanel las usaba tanto para los looks más informales como para la noche. Decía que atraían la buena suerte y que, además, iluminaban las facciones.  “Una mujer necesita tiras y tiras de perlas”, afirmaba. Si bien ella misma solía lucir una mezcla de perlas auténticas y falsas. A mediados de los años veinte, presentaría su primera colección.

Otra curiosidad de Chanel respecto a la joyería reside, una vez más, en su afán de revalorizar el mundo femenino. Las joyas eran un distintivo de la clase social alta, de riqueza, el perfecto regalo con el que un hombre adinerado podía agasajar a la mujer… La creadora derribó este cliché e inventó un concepto de joyería más económica con la idea de democratizarla. Ella defendía a ultranza que las joyas debían ser útiles para embellecer a la mujer y no para aparentar riqueza.

El Petite robe noir o la simplicidad como la clave de la verdadera elegancia. Su resistencia al tiempo resulta casi tan legendaria como su versatilidad. ¿Cómo lo describirías?.

Su traducción literal es “pequeño vestido negro”. Se trata de una de las grandes aportaciones de Chanel a la Historia de la Moda. El estudioso francés de esta industria, Olivier Saillard, lo define magníficamente como “una forma abstracta de vestido con el que todas las mujeres se sienten encantadas”. Esta prenda apareció por vez primera en forma de boceto firmado por Chanel, en un número de Vogue de 1926. Una simplificada silueta ensalzaba el negro como símbolo de prestancia, sin adornos innecesarios, de líneas depuradas con el fin de favorecer la anatomía… se había convertido en elFord de Chanel“, según describía la propia cabecera. Sin pretenderlo, Gabrielle había diseñado una especie de versátil y accesible uniforme para las mujeres de cualquier clase social.

La sastrería masculina fue su inspiración. Ella observó cómo los hombres usaban los trajes negros para cualquier situación. Y, de nuevo, aparece su atuendo de infancia en el orfanato de Aubazine como influencia. La oscura cromática se convirtió en un verdadero desafío a una sociedad, cuyas féminas vestían siempre en colores pastel y, aunque es cierto que era un color propio del guardarropa masculino, en las mujeres se asociaba al duelo o al uniforme de los sirvientes. El petite robe noir constituye el reflejo de una creadora que nunca atendió a los dictados impuestos por la moda del momento, sino que siempre hizo caso a su intuición, creando un universo único y sin precedentes de tendencias. 

“No me importan lo que piensen de mí. Yo ni siquiera pienso en ellos”. La camelia la llevaban los hombres en sus solapas como símbolo de refinamiento y ella la colocó en la cintura de la mujer. Coco siempre fue fiel amante de la ropa de hombre. Mujer libre e independiente, y, con ella, el pantalón dejó de ser una prenda masculina.

Sí y firmó definitivamente el acta de defunción del opresor corsé. Una vez, estando en la campiña francesa intentó vestida con falda montar a caballo, pero se negó a sentarse de lado para conseguirlo. Por ello, a continuación se vistió con pantalones y botas, poniendo patas arriba la Historia de la Moda. Aportó funcionalidad y practicidad al armario femenino con esta prenda referente que se ha ido reinterpretando a lo largo de las décadas posteriores.  Un básico que hasta ese momento nunca había llevado la mujer y que expresaba su pensamiento respecto a la comodidad, “si una mujer se siente cómoda irá más bella”, todo un mantra Chanel. Un pantalón que sentaba bien por su tiro alto y wide leg, por destacar la cintura de forma más amable, por ser andrógino, minimalista, atemporal y encima, elegante y útil. Todo un cóctel cuyos ingredientes, lo simple, lo chic, lo masculino, lo femenino… combinaron perfectamente para… voilá! : cambiar el día a día de la vestimenta y pintarla de libertad. La maison nunca ha dejado de lado el patrón original de su fundadora y, a día de hoy, siempre aparece en sus colecciones siguiendo fielmente los dictados que con inteligencia plasmó Chanel a principios del siglo XX. Los pantalones se convierten, pues, en todo un supremo canto a la modernidad y Chanel, en toda una visionaria de la moda.

Apareció en el año 1957. “Son el último punto de elegancia”, así lo describió Chanel.

El zapato con tacón cómodo y bicolor: legendarios, atemporales y versátiles ¿Un zapato de tacón mítico?

Hacia el final de su carrera, en 1957, Gabrielle Chanel presentó sus legendarios zapatos bicolor. Unos complementos que causaron furor por su diseño y bondades. Estaban realizados artesanalmente en piel beige y las puntas eran negras. Esto creaba un efecto óptico basado en la disminución del tamaño del pie y, por ende, un efecto extra elegante que, al mismo tiempo, alargaba la pierna. Su tacón era de cinco centímetros, toda una contrariedad a los cánones del momento, que dictaban grandes alturas en el zapato. La diseñadora pensaba que la altura perfecta era la de su creación, el “toque de elegancia definitivo” que nacía de la necesidad de caminar cómoda sin perder sofisticación. La idea era ir bien calzada siempre, tanto de día como de noche. Además, la puntera negra escondía el paso del tiempo y la posible suciedad, otra oda a la funcionalidad. Los zapatos hasta ese momento eran monocromáticos y a juego con el resto del look. De hecho, los sastres los forraban con las mismas telas de los vestidos, Chanel rompe de nuevo una regla, ya que este modelo fue hecho para combinar con toda clase y color de prendas. Este calzado lo desarrolló de manera conjunta con el taller centenario, y que desde 2002 forma parte de Chanel, Raymond Massaro. Curiosamente, en 1937, 20 años antes de su lanzamiento oficial, Coco ya los había llevado. ¡Hay fotos de ella donde se reconocen perfectamente!  

A Paul Morand le diría: “Me he metido en este oficio más bien para hacer pasar de moda lo que no me gustaba. He utilizado mi talento como si fuera un explosivo”. ¿Cuál sería la mayor aportación que Coco ha hecho a la Historia de la moda?

Chanel ha hecho tantas aportaciones a la moda que creo que es imposible, bajo mi punto de vista, quedarse con una. Porque además, no solo ha aportado diseño sino también conceptos. Fue la primera en combinar elegancia, comodidad y sencillez. Trabajó duro para que hombres y mujeres no distasen tanto en su forma de vestir y estas no fueran símbolo de constreñimiento constante en su armario. Y todo ello, sin pensar en que se le juzgase por saltarse las normas o los estereotipos del momento. Manifestó con sus diseños claras aspiraciones de libertad, revolucionó el perfil de la mujer, apostando por una figura más independiente que tenía la necesidad de vestir acorde con su filosofía. A Chanel nadie le regaló nada, se hizo a sí misma y se hizo un hueco insustituible en el mundo de la moda.

Fue la diosa de la ropa sobria pero elegante, con un toque dandy pero sin dejar de ser femenina. Creó tales emblemas que fue y es copiada hasta la saciedad. Ella misma comentaba, “cuanto más se me copie, mejor, ¡es una publicidad espontánea que ya no hay que hacerse!”. Diseñó el pantalón femenino, el petite robe noire, el jersey marinero, “el tailleur“, traje de falda y chaqueta, la ropa deportiva,  los zapatos bicolor, los sombreros discretos, los cortes depurados y armoniosos, trabajó tejidos novedosos para la mujer como la franela o el punto, el tweed, creó los bolsos en bandolera, harta de sujetarlo con la mano… Puso de moda la bisutería y los botones, lazos, pajaritas y cadenas como ornamentos. Por si fuera poco, creó el primer aroma embotellado, Chanel nº 5. La primera fragancia abstracta que combinaba esencias sintéticas y naturales, imponiendo el estilo Chanel hasta en el packaging. Y me parece notorio también destacar su corte de pelo a lo garçon, cansada de que le molestase el pelo para trabajar, toda una nueva tendencia para su época. 

La moda pasa, el estilo permanece”, es una cita célebre de la diseñadora francesa. ¿Qué querría decir Coco exactamente con esas palabras?

Se trata de una de las citas de la diseñadora que se ha convertido en todo un lema para la costura. Hay algo fundamental  en Coco Chanel y es que ella veía la elegancia como algo que no se regía por el dinero o por la educación, sino por la esencia de las personas. De ahí que su abanico de inspiraciones fuese tan amplio. Desde obreros a marineros, pasando por deportistas y trajes masculinos. Apostó por que la prenda revelase la personalidad antes que las formas. Ese conjunto de factores hace que Gabrielle no pretendiese estar siempre innovando y tuviese siempre la finalidad  de crear clásicos. Y  bien que lo consiguió.  Pues ese afán por la atemporalidad, la simplificación, la sencillez, la elegancia sin estridencias ni encorsetamientos, ha definido precisamente el estilo Chanel, ese que nunca pasa y que permanece. Según la creadora, las tendencias efímeras se difuminarán pero lo que nunca pasará es la actitud, esa que no se vende ni se compra pero que todos desean. Deseamos.

Info:
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Myriam Lafuente Soler

Myriam Lafuente Soler

Myriam nace en Alicante, España en 1973. Desde pequeña siente una fuerte inclinación por la escritura. Se hace periodista y cumple su sueño junto con el de ser mamá de 3 hijos estupendos. Ha vivido en Singapur, experencia que la marca profundamente a la hora de ver el mundo. Vive en Italia desde hace 10 años. Le encanta la naturaleza y contemplar las nubes.